"No es comedia,sino una fábula pequeña en que, a imitación de Italia,se canta y se representa".

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lunes, 30 de mayo de 2011

LA DEL MANOJO DE ROSAS



Promo de la zarzuela LA DEL MANOJO DE ROSAS. Producida por SAGA PRODUCCIONES. Grabación correspondiente al estreno en el Teatro Principal de Castellón el 21/03/09.


La del manojo de rosas. Sainete lírico en dos actos. Libro de Anselmo Cuadrado Carreño y Francisco Ramos de Castro Música de Pablo Sorozábal Estreno: 13 de noviembre de 1934, en el Teatro Fuencarral, de Madrid. Acción en Madrid, época del estreno


Personajes e intérpretes principales:

Ascensión, florista enamorada de Joaquín (María Vallojera, soprano),

Clarita, manicura ayudante de Ascensión y novia de Capó (María Téllez, tiple cómica).

Doña Mariana, madre de Joaquín (Amparo Bori, papel hablado).

Joaquín, mecánico de automóviles (Luis Sagi-Vela, barítono).

Ricardo, aviador presuntuoso, pretendiente de Ascensión (Manuel Cortés, tenor).

Capó, ayudante de Joaquín, simpático y despistado (Eladio Cuevas, tenor cómico).

El Espasa, camarero castizo y sentencioso, (Francisco Arias, cantante cómico)

Don Daniel, padre de Ascensión (Francisco Ruiz, barítono)

Don Pedro Botero, chatarrero, padre de Joaquín (Vicente Gómez Bur, actor)

Argumento.

Acto I. Plaza Delquevenga, en el Madrid de los años 30. En ella hay varios establecimientos: un taller mecánico, en el que trabajan Joaquín y Capó; una floristería llamada “La del manojo de rosas”, donde Ascensión cuida su mercancía, y un bar en el que charlan Espasa y Don Daniel. Éste último prefiere a Ricardo, el aviador, entre los pretendientes de su hija, pero Ascensión no se siente atraída por él, prefiere a Joaquín. El mecánico y la florista se declaran, lo cual conlleva una discusión entre los dos hombres.

Un nuevo personaje interviene. Es don Pedro. Entabla conversación con Espasa y declara que su hijo no es mecánico. Cuando aparece Clara, Capó asegura estar loco por ella, pero la joven no le hace el menor caso, fingiendo aceptar las insinuaciones de Espasa que parece un hombre culto y de mundo.

Recibidor de una casa elegante. Ascensión ha llegado a entregar sus flores y es interrogada por doña Mariana que le pregunta si tiene novio. La joven contesta afirmativamente. Doña Mariana la aconseja mientras critica a los maridos hasta que aparece el suyo, que no es otro que don Pedro, el chatarrero que, además resulta ser el padre de Joaquín. Al salir de la casa Ascensión se cruza, accidentalmente con Joaquín, que vestido de señorito, saluda a su madre. La muchacha, se siente engañada.

De nuevo en la plaza. Ascensión está muy triste y Espasa trata de averiguar por qué. La llegada de un cliente rompe el diálogo para dejar paso alo que sostienen Clara y Capó. Este último está muy mosca con Espasa porque se ha enterado que llevó a Clara a una sesión de espiritismo, cosa que intuye como atrevida y peligrosa. Cuando entra Joaquín en escena, la mujer, entre sollozos, le recrimina su actitud: él es un señorito y se ha hecho pasar por un obrero para conquistarla.

Acto II. Ha pasado algún tiempo. La vida en la plaza sigue aunque han ocurrido algunos cambios. Clara es la dueña de la floristería nueva florista y Espasa es ahora cobrador de autobús. Ascensión, ricamente ataviada (su padre ha ganado un pleito y hay dineros en la casa), aparece en la plaza esperando a Ricardo. Cuando Joaquín sale vestido de mecánico, Ascensión le ve y se ríe de él porque cree que, de nuevo, trata de hacerse pasar por obrero. Joaquín cuenta la verdad: ahora ha de mantener a los suyos porque su padre está arruinado. Espasa (con la cabeza vendada porque intentó conducir el autobús del que era el cobrador) charla con don Pedro que desea el estallido de una gran guerra, para, de esta manera, dar salida a las grandes cantidades de chatarra que tiene almacenadas y volver a recuperar su estatus social,

Ascensión, que aún continúa enamorada de Joaquín, se viste modestamente, toma un ramos de flores y lo lleva a doña Mariana que ahora vive en un barrio pobre. Gracias a ese pretexto vuelve a encontrarse con el mecánico y tras los reproches iniciales, se reconcilian.

Espasa y Clara tiene una misión que cumplir: cada uno de ellos tiene el encargo de Ricardo y Ascensión, respectivamente, de decir al otro que su noviazgo no puede proseguir. Cumplen el recado y Ricardo y Ascensión quedan como amigos. En ese momento aparece Joaquín y Ascensión felices y cogidos de la mano.

Comentario.

Pablo Sorozábal dedicó La del manojo de rosas, "A mi hijo Pablo que vino al mundo a la vez que esta partitura”. Por causa tan lógica y evidente, Enriqueta Serrano, tiple cómica y esposa del compositor, no pudo intervenir en el estreno, en el que hubiera dado vida al personaje de Clarita. Otra curiosidad en torno a este sainete es que estuvo a punto de no ser estrenado ese día porque, ¡era martes y trece!, pero prevaleció el criterio de Sorozábal que consideraba esta superstición como una paparrucha.

Al margen de estos sucesos podemos afirmar que La del manojo de rosas es uno de los sainetes más logrados, en lo que respecta a la caracterización de los personajes. Ese Joaquín, señorito sin un duro, que aparenta lo que no es; Ascensión, la florista garbosa, simpática y romántica; la pizpireta y desenvuelta Clarita, interesada por la cultura y los avances de su tiempo, o el pintoresco personaje al que los autores llaman Espasa, con una dosis de intencionalidad innegable, son tipos absolutamente humanos. Salvando las distancias, no nos sería difícil encontrarlos similares entre quienes nos rodean habitualmente.

El título procede de La revoltosa, concretamente del dúo de Mari-Pepa y Felipe:


“… la de los claveles dobles

la del manojo de rosas,

la de la falda de céfiro

y el pañuelo de crespón;

la que iría a la verbena

cogidita de mi brazo..."

Lo cual evidencia la intención de los autores de crear un sainete “actualizado”, en el que no faltan, para algunos, insinuaciones reivindicativas laborales discutibles, quizá basadas en las nunca ocultadas simpatías políticas del músico vasco.

Se ha llegado a decir que es una opereta, quizá pretendiendo darle mas caché, pero no lo es, no sólo porque no esté ambientada en lugares exóticos e imaginados, sino, fundamentalmente, porque los personajes de Cuadrado Carreño y Ramos de Castro, son reales, aunque no tengan nombre y apellidos.

La del manojo de rosas tiene mucha música, prácticamente toda ella de gran calidad. En el apartado de las romanzas de la protagonista hay que destacar la que es su presentación: “Dice la gente del barrio”, y la impresionante “No corté más que una rosa”. De las cantadas por Joaquín, la célebre “Madrileña bonita”, en el segundo acto, escrita para las posibilidades vocales de Sagi-Vela.

En el terreno de los dúos, La del manojo de rosas, ofrece una buena cosecha: el de Ascensión y Joaquín, “Hace tiempo que vengo al taller”, al ritmo vibrante de un pasodoble; y el simpático diálogo–enfrentamiento entre los dos pretendientes de Ascensión, Ricardo y Joaquín, “¿Quién es usted?”. No pueden quedar sin cita el dúo cómico entre Clarita y Capó, “Tienes que ser dócil”, del primer acto y el impresionante “Chinochilla de mi charniqué”, en el segundo, en el que el pobre Capó, haciendo un alarde de pundonor para oponerse al sabihondo Espasa, canta en caló (Sorozábal fue el autor de esta letra, que redactó en una noche, armado con un diccionario del lenguaje de los gitanos españoles). El sainete se cierra, prácticamente, con otro dúo de Ascensión y Joaquín, “¿Está esto muy bajo?.... Qué tiempos aquellos”.

La del manojo de rosas, que había nacido con humildad, con la sola intención de salvar la temporada del Fuencarral, del que entonces era empresario Emilio Sagi-Barba, padre de Sagi-Vela, recibió los más grandes aplausos del público, las mejores opiniones de críticos y comentaristas, y se convirtió en el sainete lírico representativo del siglo XX, como La verbena de la Paloma o La revoltosa lo son del XIX.

José Prieto Marugán, www.opusmusica.com

sábado, 28 de mayo de 2011

Luisa Fernanda (Parte 1) Inicio


Luisa Fernanda

Comedia lírica en tres actos, en verso
Texto original de FEDERICO ROMERO y GUILLERMO FERNÁNDEZ SHAW
Música de FEDERICO MORENO TORROBA
Estrenada el 26 de Marzo de 1932 en el Teatro Calderón de Madrid

Elenco del estreno

Vidal: EMILIO SAGI-BARBA (que ese mismo día cumplió 56 años), Luisa Fernanda: SELICA PÉREZ CARPIO, Carolina: LAURA NIETO, Javier: FAUSTINO ARREGUI

La obra

El éxito fue grande, y así ha continuado a lo largo de los años. Se cuenta en el Diccionario de la Zarzuela que los antecedentes del estreno, venían enmarcados en la similitud de la situación política de la fecha de la época del estreno, Segunda República, con la de los tiempos en que se desarrollaba la acción de la obra, finales del reinado de Isabel II y preludio, por tanto, de la Primera República. Incluso el día del estreno los libretistas publicaron en ABC una autocrítica, a mi entender un tanto deslavazada e incoherente, pues tratan de armonizar “su argumento” con unas posibilidades históricas (estampas madrileñas en la corte en ciernes de Luisa Fernanda, esposa del conspirador y pretendiente Montpensier) que no llegaron a granar.

El compositor
El compositor Federico Moreno Torroba nació en Madrid el 3 de marzo de 1891 y murió también en Madrid el 12 de septiembre de 1982. En su amplia trayectoria de compositor, director de orquesta y empresario, destacan éxitos fuera del ámbito de la zarzuela, como su obra sinfónica LA AJORCA DE ORO (1918), las óperas LA VIRGEN DE MAYO (1925) y EL POETA (1980, estrenada por Plácido Domingo que tenía verdadero afecto personal al maestro) y sus composiciones para guitarra clásica. Pero donde más han proliferado sus éxitos ha sido en el campo de la zarzuela, desde la primera LA MESONERA DE TORDESILLAS (1925), y luego LA MARI BLANCA Y LA PASTORELA (1926, la segunda en colaboración con Pablo Luna), LA MARCHENERA (1928), MARÍA LA TEMPRANICA (1930 adaptación de la obra de giménez), AZABACHE y LUISA FERNANDA (1932), XUANÓN (1933), LA CHULAPONA (1934), MONTECARMELO (1939), MARAVILLA (1941), LA CARAMBA (1942), LA ILUSTRE MOZA (1943) y MARÍA MANUELA (1957), sólo por señalar las que me consta que han tenido trascendencia fonográfica.

Los libretistas

Guillermo Fernández-Shaw Iturralde, nació en Madrid el 26 de febrero de 1893 y allí murió el 17 de agosto de 1965; hijo de Carlos Fernández Shaw (libretista de LA REVOLTOSA, LA VIDA BREVE y muchas más) siguió sus pasos académicos, estudiando Derecho, profesionales, ejerciendo el periodismo, y vocacionales como libretista teatral. Es esta la faceta que nos ocupa y en la que sucedió a su padre fallecido en 1911, heredando de él su gracia gaditana y …. su amigo Federico Romero que se convirtió en su colaborador hasta 1951, época en la que estrenaron LA CANCION DEL OLVIDO de Serrano en 1916, DOÑA FRANCISQUITA de Vives y EL DICTADOR de Millán, en 1923, EL CASERIO de Guridi en 1926, LA ROSA DEL AZAFRAN de Guerrero en 1930, LUISA FERNANDA de Moreno Torroba en 1932, LA TABERNERA DEL PUERTO de Sorozabal en 1936, finalizando su “entente cordial” con LA LOLA SE VA A LOS PUERTOS del compositor y guitarrista granadino Angel Barrios sobre la obra de Antonio y Manuel Machado. Luego todavía estrenó con su hermano Rafael, EL CANASTILLO DE FRESAS de Guerrero en 1951, EL GAITERO DE GIJON de Romo en 1953 y MARIA MANUELA de Moreno Torroba en 1957. Fue Laureado con la Legión de Honor francesa y su labor literaria se extendió también a la poesía y a la traducción de autores del calibre de Rostand, Goethe y Schiller.

Federico Romero Sarachaga, nació en Oviedo en noviembre de 1886 (el día 11 según el Espasa y el 15 si hacemos caso al Diccionario de la Zarzuela) y murió en Madrid el 30 de junio de 1976, pero aunque vivió también en Zaragoza, se le considera “manchego de pro” al no haber perdido su relación con La Solana desde que su familia se instaló allí a principios del siglo XX y al haber colaborado decisivamente en “La Rosa del Azafrán” zarzuela emblemática de esa región, musicada por otro manchego ilustre. Muy amigo de Carlos Fernández Shaw, a su muerte comenzó una colaboración con su hijo Guillermo que duró cuarenta años y que fructificó en obras como: LA CANCION DEL OLVIDO de Serrano en 1916, DOÑA FRANCISQUITA de Vives y EL DICTADOR de Millán, en 1923, EL CASERIO de Guridi en 1926, LA ROSA DEL AZAFRAN de Guerrero en 1930, LUISA FERNANDA de Moreno Torroba en 1932, LA TABERNERA DEL PUERTO de Sorozabal en 1936 y LA LOLA SE VA A LOS PUERTOS de Barrios en 1951, destacadas de entre su producción de 65 obras. Fue impulsor en 1932 de la Sociedad General de Autores de España, y su denodado cariño por los temas madrileños y manchegos fue reconocido al ser nombrado miembro de número del Instituto de Estudios Madrileños e hijo adoptivo de La Solana.

Sinopsis

El argumento estriba en una historia de amor con avatares, pues Luisa Fernanda está enamorada de Javier, su novio de siempre, pero luego ante la inconstancia y vanidad del mismo, oye las pláticas de Vidal, y finalmente ante la desgracia de Javier vuelve a él, con la generosidad de Vidal. Todo ello enmarcado en un ambiente algo histórico, en que se combina la conspiración, el madrileñismo y lo extremeño; es curioso pero es el caso más claro que conozco en que parte de esta zarzuela sirva como símbolo de Madrid (por ejemplo la mazurca de las sombrillas) y parte como emblema de Extremadura (como los vareadores o el “cerendero”). A mi entender en Luisa Fernanda ocurre lo que en la mayoría de las zarzuelas, en que la música está muy por encima del libreto. En este caso la música es encantadora y se acopla a los distintos “ambientes” antes mencionados. Aunque (como decía el Guerra) “hay gente pa to”, y así vemos como el Diccionario de la Zarzuela señala que la música va “desde la mayor torpeza hasta verdaderos aciertos”, llamando torpeza al primer número de la obra que contiene una pequeña introducción, un cuadro costumbrista (mi madre me criaba pa chalequera) y la habanera del soldadito, y francamente no comparto esa crítica. Es preciosa la romanza de Javier “De este apacible rincón de Madrid” tan aprovechada por los tenores como luego veremos, impactante el dúo de Vidal y Luisa Fernanda “En mi tierra extremeña”, primoroso el de Carolina y Javier “Caballero del alto plumero”, deliciosa la mazurca de las sombrillas, picaresco el dúo de Carolina y Vidal “Para comprar a un hombre”, vibrante el terceto “Cuanto tiempo sin verte” y dramática y apasionada la romanza de Vidal “Luche la fe por el triunfo”. Y que decir del final de la obra: la romanza con coros de Vidal “En una dehesa de la Extremadura” tan sentida en esa querida tierra, o el conmovedor dúo final de Luisa Fernanda y Javier, para terminar con la pieza regional “el cerendero”. Hay un fado “lorito real” que sólo lo he oído en la versión de Selica, Redondo y Arregui que luego detallo.

Índice de escenas

Zarzuela en tres actos, con los siguientes números musicales:

Acto I: 1. Escena “Mi madre me criaba pa chalequera” y habanera del Saboyano “Marchaba a ser soldado”. 2. Romanza de Javier “De este apacible rincón de Madrid”. 3. Dúo de Luisa Fernanda y Vidal “En mi tierra extremeña”. 4. Dúo de Carolina y Javier “Caballero del alto plumero”.

Acto II: 5. Mazurca de las sombrillas “A San Antonio como es un santo casamentero”. 6. Dúo de Carolina y Vidal “Para comprar a un hombre”. 7. Terceto “Cuanto tiempo sin verte Luisa Fernanda”. 8. Romanza de Vidal “Luche la fe por el triunfo”. 9. Escena “Muera el prisionero, muera sin piedad”.

Acto III: 10. Los vareadores “En una dehesa de la Extremadura”. 11. Dúo final de Luisa Fernanda y Javier “Cállate corazón”. 12. Final “El Cerandero se ha muerto”.

Personajes

Los principales son:

Luisa Fernanda: Muchacha madrileña hermosa y con garbo. Soprano.
Carolina: Duquesa voluble que intenta seducir a los protagonistas. Soprano.
Rosita: Modista. Tiple cómica
Mariana. Posadera vecina de Luisa Fernanda: Actriz cantante.
Vidal: Hacendado extremeño enamorado de Luisa Fernanda. Barítono
Javier: Militar, mujeriego y pretendiente de Luisa Fernanda. Tenor.
Nogales: Revolucionario liberal. Actor cantante.
Anibal: Revolucionario aficionado. Actor cantante.

http://lazarzuela.webcindario.com








































José Tamayo

Nació en Granada, el 16 de julio de 1920. Inició la carrera sacerdotal en el Seminario de San Cecilio, donde germinó su vocación teatral representando algunos autos sacramentales, género que terminaría siendo una de las marcas de la casa. Dejó el seminario y estudió Comercio, pero la Guerra Civil interrumpió sus estudios e ingresó en la Escuela de Especialista de Aviación de Málaga.

Su actividad teatral se remonta a 1942, en que con el TEU (Teatro Español Universitario) de Granada realizó numerosos montajes, casi todos ellos de clásicos o de teatro en verso. Obtuvo el Premio Nacional del Frente de Juventudes con LUZ DE AMANECER, de Manuel Benítez Carrasco, a una de cuyas representaciones asistió el mismísimo Francisco Franco. Otros montajes primerizos fueron EL MÉDICO SIMPLE, MISTERIO DE NAVIDAD, BAILE EN CAPITANÍA, EL VERGONZOSO EN PALACIO, EN FLANDES SE HA PUESTO EL SOL, LA ESTRELLA DE SEVILLA, MARÍA ESTUARDO, EL DIVINO IMPACIENTE o EL ALCÁZAR DE LAS PERLAS; un repertorio patriótico-clasicista propio de los años de la posguerra. Durante 1945 esta compañía universitaria, a la que dio el nombre de Teatro Lope de Vega de Granada, realizó varias giras por Ceuta y diversas ciudades de Marruecos. Un año después adquiría estatus profesional como Compañía Lope de Vega, con el estreno de ROMEO Y JULIETA en el Teatro Eslava de Valencia: la versión fue de Nicolás González Ruiz, la escenografía de Sigfrido Burmann, los figurines de Vicente Viudes y la música de Manuel Parada. Todos ellos fueron habituales colaboradores en los montajes de temporadas posteriores, en las cuales los clásicos siguieron siendo el plato fuerte: EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO, LA VIDA ES SUEÑO, OTELO, JUAN DE ARCO, PERIBÁÑEZ Y EL COMENDADOR DE OCAÑA, EL ALCALDE DE ZALAMEA o HAMLET; y autos sacramentales como LA CENA DEL REY BALTASAR, que representó ante el Papa Pío XII en el Auditorium del Palacio Pío del Vaticano, en 1953; montaje que repondría en la basílica de San Francisco el Grande, de Madrid, en 1981.

En este repertorio tradicional aparecía de cuando en cuando títulos más rompedores: EL ÁGUILA DE DOS CABEZAS, de Cocteau; MUERTE DE UN VIAJANTE, de Miller; LOS INTERESES CREADOS, de Benavente; EL ANTICUARIO, de Suárez de Deza; OTRA VEZ EL DIABLO, de Casona; CELOS DEL AIRE, de López Rubio; o HISTORIA DE UNA ESCALERA, de Buero Vallejo.

Esta gran actividad al frente de su compañía, itinerante por diversos países de Hispanoamérica, se vio recompensada con su nombramiento en 1954 como director titular del Teatro Español de Madrid. La nueva etapa fue inaugurada con un vistoso montaje de DON JUAN TENORIO; a este siguieron EDIPO, DIÁLOGOS DE CARMELITAS, LA VIDA ES SUEÑO, SEIS PERSONAJES EN BUSCA DE AUTOR, CYRANO DE BERGERAC, PROCESO DE JESÚS, LAS BRUJAS DE SALEM, ENRIQUE IV, LAS MENINAS, EL AVARO, EL GENIO ALEGRE...

La gran tonadillera Concha Piquer logró su último gran triunfo de la mano de José Tamayo al estrenar en el Teatro de La Zarzuela, en mayo de 1957, PUENTE DE COPLAS, de los maestros del género folclórico Quintero, León y Quiroga.

En 1961 comenzó Tamayo, al frente del pequeño teatro Bellas Artes, construido por iniciativa suya en los bajos del Círculo, la que se considera como su etapa más fructífera y arriesgada, que se inició con la vuelta de Valle-Inclán a los escenarios después de la Guerra Civil: el estreno de DIVINAS PALABRAS. Un año después favoreció el regreso a España de Alejandro Casona con el clamoroso estreno de LA DAMA DEL ALBA, y ese mismo año dirigió BODAS DE SANGRE. En 1963 cosechó otro de sus grandes éxitos: CALÍGULA, con la magistral interpretación de José M.ª Rodero. Su repertorio se moderniza cada vez más y estrena la única obra escrita por Casona a su vuelta a España: EL CABALLERO DE LAS ESPUELAS DE ORO y se atreve con Bertolt Brecht y con los autores europeos más renovadores. Hito culminante de esta etapa es el estreno absoluto de LUCES DE BOHEMIA, el 1 de octubre de 1971.

LOS FESTIVALES DE ESPAÑA

La zarzuela, durante los años cincuenta, fue perdiendo la vitalidad y la calidad que la habían caracterizado en otros tiempos; pero en la década de los sesenta el género lírico recibió un nuevo impulso al ser introducido en la programación de los célebres Festivales de España.

Los Festivales de España fueron creados durante los años de expansión económica del franquismo. El turismo, base de la economía española durante mucho tiempo, había proporcionado importantes sumas de dinero a un gobierno que empezaba a dar algunas muestras de apertura, especialmente en el campo cultural. Casi todas las capitales españolas tuvieron sus propios Festivales. Algunas aprovecharon sus monumentos históricos para los montajes. Este fue el caso de los de Granada, cuyos actos tenían lugar en La Alhambra, y que junto a los de San Sebastián y Santander, fueron los Festivales de España de más calidad. Además de estas ciudades hubo otras muchas en que se organizaron ciclos musicales y teatrales. Entre la larga lista podemos destacar Alicante, Avila, Cuenca, Las Palmas, Mallorca, Oviedo, Salamanca, Segovia, Sevilla, Toledo, Valencia, Zamora, Zaragoza y, por descontado, Madrid y Barcelona.

Estos escenarios al aire libre ofrecieron representaciones de grandes obras de teatro, música y danza durante la estación veraniega, y dieron vida a los autos sacramentales de Calderón de la Barca, a los versos de Lorca, a obras clásicas como LA CELESTINA, a los ballets de repertorio, a las comedias, a la ópera y al propio teatro lírico español. El difícil empeño encontró su artífice: el director José Tamayo, talento bien calificado para afrontar las grandes realizaciones escénicas. A veces, por su desmedida tendencia a lo espectacular, algunos maliciosos le llamaron el Cecil B. de Mille del teatro español.

EL GÉNERO LÍRICO

El primer contacto de Tamayo con el teatro musical no fue con la zarzuela, sino el género revisteril, ya que en 1952 dirigió en el Teatro Calderón de Barcelona, la obra de Carlos Llopis y el maestro Manuel Parada LA CUARTA DE A. POLO; en 1954 consiguió su primer éxito musical en Madrid, en el castizo marco de La Corrala, con la Compañía Lírica Amadeo Vives en LA VERBENA DE LA PALOMA, con Pilar Lorengar, Carlota Bilbao, Blanquita Suárez, Manuel Ausensi y Miguel Ligero. Con la comedia musical americana AL SUR DEL PACÍFICO, estrenada en 1954 en un Teatro de La Zarzuela próximo a su cierre, continuaba su aventura con el género lírico del que pronto sería un enamorado fiel.

En octubre de 1956 el remozado Teatro de La Zarzuela vuelve a abrir sus puertas con una DOÑA FRANCISQUITA que ha quedado para siempre como ejemplo de lo que debe ser el teatro lírico español, digno de codearse, incluso de superar, lo que en otros países está considerado como representativo. Tamayo comenzó por sepultar los viejos telones, tan poblados de rotos, y sustituirlos por sugerentes fondos corpóreos. El acontecimiento lírico fue presidido por el Jefe del Estado, Generalísimo Franco. José Tamayo eligió un elenco verdaderamente irrepetible: Ana María Olaria y Lina Huarte (Francisquita); Ana M.ª Iriarte, Inés Rivadeneyra y Angeles Nistal (Aurora la Beltrana); Selica Pérez Carpio (Doña Francisca); Alfredo Kraus, Carlos Munguía y Agustín Godoy (Fernando); Gerardo Monreal (Cardona) y Aníbal Vela (Don Matías). La coreografía corrió a cargo de Alberto Lorca, los decorados fueron de Emilio Burgos, y los figurines de Víctor M.ª Cortezo. La dirección musical contó con la presencia de un joven maestro leonés: Odón Alonso. La gran impresión de la noche, al margen de las espléndidas voces, fue el sonido y la presencia física del coro, su pastosidad y su clara vocalización. Atrás quedaban aquellos conjuntos que formaban la mayoría de los coros en los años 30 y 40. El artífice de esa maravilla fue el maestro José Perera, fundador de los Cantores de Madrid.

LA ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA

La Compañía Lírica Amadeo Vives fue durante muchos años el vehículo con el que Tamayo fundió la modernidad escénica con la zarzuela. La experiencia adquirida en los montajes clásicos, dominando el movimiento de masas, decorados e iluminación, le permitió el tratar a la zarzuela como un musical a la americana. La ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA fue el resultado de un largo proceso de producción. Estructuró la primera ANTOLOGÍA con dimensiones gigantescas, al punto de que sólo fue posible su desarrollo en tres escenarios, de 500 metros cuadrados de superficie, montados por la organización de los Festivales de España: la Cascada del Parque de la Ciudadela, en Barcelona; la Plaza Mayor de Madrid y la Plaza de España, en Sevilla.

La primera idea de este espectáculo surgió en Ginebra (Suiza), entre los últimos meses de 1964 y los primeros de 1965, donde Tamayo se había trasladado para someterse a una cura de reposo tras una década de intenso trabajo. Durante su estancia en Suiza fue madurando la idea de un espectáculo integrado por los fragmentos más brillantes del repertorio zarzuelístico. El escritor José Herrera, entonces exiliado en Suiza, le sugirió que iniciara la ANTOLOGÍA con una loa de Calderón. La idea le pareció interesante y optó por EL LAUREL DE APOLO, una de las primeras zarzuelas que se escribieron en el siglo XVII, y donde se pone en boca del personaje de “La Zarzuela”, una acertada definición del género:


"No es comedia, sino sólo
una fábula pequeña
en que, a imitación de Italia
se canta y se representa."


Puesto que la partitura de esta obra de Calderón se había perdido, tuvo que escribirse una música nueva, tarea que se encargó a Manuel Moreno Buendía. Tras ese número debía seguir fragmentos de EL BARBERILLO DE LAVAPIÉS, EL NIÑO JUDÍO, LA BODA DE LUIS ALONSO o LA LINDA TAPADA, entre otros.

En sus últimas semanas en Suiza, Tamayo ya tenía perfectamente diseñada su ANTOLOGÍA. A su regreso a España puso manos a la obra y estrenó su espectáculo en Barcelona, en el marco del Parque de la Ciudadela donde, durante quince días, presenciaron la ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA un total de 30.000 espectadores. Tras esa primera actuación, la compañía presentó el espectáculo en la Plaza Mayor de Madrid y en la Plaza de España de Sevilla, lugares a los que seguirían una larga lista de nombres de ciudades españolas y de diferentes países extranjeros.

En los años setenta José Tamayo asumió la dirección del Teatro Nacional de La Zarzuela, período en que la ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA, adaptada a los escenarios convencionales, se representó a lo largo de dos temporadas consecutivas. La ANTOLOGÍA se renovaba de forma periódica, y en el escenario del mismo Teatro de La Zarzuela se ofreció durante bastantes meses una ANTOLOGÍA SERRANO, nutrida con los más brillantes fragmentos de la fecunda obra lírica del compositor valenciano.

La ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA se exportó internacionalmente, en giras anuales, desde 1983, lo que la convirtió en el espectáculo más representativo y aclamado del teatro lírico español de todos los tiempos.

El Teatro Nuevo Apolo, anteriormente Palacio del Progreso, se modernizó y se convirtió en la sede permanente de la NUEVA ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA desde 1987, dando continuidad a la gloriosa historia del antiguo Apolo. Tamayo fue el director de ese Nuevo Apolo, teatro musical de Madrid, enclavado en la Plaza de Tirso de Molina.

Las piezas que formaban el programa procedían, obviamente, de una selección de compositores que fueron los pilares en la historia del género zarzuelístico: Barbieri, Fernández Caballero, Chueca, Chapí, Bretón, Giménez, Vives, Serrano, Luna, Guridi, Lleó, Penella, Soutullo y Vert, Alonso, Guerrero, Moreno Torroba y Sorozábal.

En todas las ANTOLOGÍAS se han integrado siempre primeras figuras del teatro lírico español. Nombrarlos a todos haría la lista demasiado larga. Cabe destacar algunos nombres incuestionables: Angeles Chamorro, Mari Carmen Ramírez, Pedro Lavirgen y, de forma excepcional para funciones especiales, la presencia de Victoria de los Angeles, Montserrat Caballé o Plácido Domingo.

Ha sido el espectáculo español de más dilatada vida escénica en continuidad: desde 1965; un cuarto de siglo de permanencia en las carteleras. ¡Y qué carteleras! Prescindiendo de las españolas, nos encontramos con un itinerario que recoge los primeros escenarios de Amsterdam, Berlín, Buenos Aires, Hong Kong, Jerusalén, La Habana, Las Vegas, Lisboa, Londres, Miami, Montreal, Moscú, Nueva York, México, París, Pekín, Sicilia, Singapur, Tokyo, Washington y otras muchas ciudades de Estados unidos, Hispanoamérica y Europa.

Exceptuando las capitales iberoamericanas, el público de los demás lugares ha visto y valorado por primera vez la zarzuela. Los críticos musicales y teatrales de los grandes diarios han prodigado, a la obra de Tamayo, las frases más encendidas y los mayores elogios. Los comentaristas estaban familiarizados con la ópera y con la comedia musical americana, pero no con la zarzuela. De ahí la sorpresa. Se escribieron centenares de conceptos espontáneos y sinceros, ajenos a cualquier manipulación o promoción publicitaria. Uno de ellos, por breve y expresivo, resume lo que este espectáculo sugirió a un crítico del Washington Post: “Es un espectáculo de arrebatadora grandeza y exquisitos detalles.”

CRONOLOGÍA DE LOS MONTAJES MUSICALES DE JOSÉ TAMAYO

LA CUARTA DE A. POLO.- Teatro Calderón de Barcelona (1952); LA VERBENA DE LA PALOMA.- La Corrala, Madrid (1954); AL SUR DEL PACÍFICO.- Teatro de La Zarzuela (1955); DOÑA FRANCISQUTIA.- Teatro de La Zarzuela (1956); LA REVOLTOSA.- La Corrala, Madrid (1956); MARÍA MANUELA.- Teatro de La Zarzuela (1957); PUENTE DE COPLAS.- Teatro de La Zarzuela (1957); AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE.- Festivales de España (1958); GIGANTES Y CABEZUDOS.- Festivales de España (1958); LAS GOLONDRINAS.- Teatro de La Zarzuela (1958); BOHEMIOS.- Festivales de España (1959); LA BODA DE LUIS ALONSO.- Festivales de España (1959); LUISA FERNANDA.- Festivales de España (1960); PAN Y TOROS.- Parque del Retiro, Madrid (1960); EL BARBERILLO DE LAVAPIÉS.- Festivales de España (1961); LOS GAVILANES.- Festivales de España (1961); EL TAMBOR DE GRANADEROS.- Festivales de España (1961); CARMEN.- Plaza Mayor de Madrid (1962); GRAN FESTIVAL DE LA ZARZUELA.- Festivales de España (1962); MARINA.- Festivales de España (1962); ALMA DE DIOS.- Festivales de España (1963); EL CASERÍO.- Teatro de La Zarzuela (1963); KISS ME, KATE.- Teatro Alcázar de Madrid (1963); MARUXA.- Teatro de La Zarzuela (1963); MOLINOS DE VIENTO.- Festivales de España (1963); LA VIUDA ALEGRE.- Teatro de La Zarzuela (1963); CARNAVAL EN VENECIA.- Festivales de España (1964); LA DOLORES.- Festivales de España (1964); KATIUSKA.- Festivales de España (1964); PEPITA JIMÉNEZ.- Festivales de España (1964); GIGANTES Y CABEZUDOS.- Festivales de España (1965); ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA.- Cascada del Parque de la Ciudadela de Barcelona (1966); LA BRUJA.- Festivales de España (1966); LA TABERNERA DEL PUERTO.- Festivales de España (1968); EL MURCIÉLAGO.- Parque del Retiro, Madrid (1968); ANTOLOGÍA SERRANO.- Teatro de La Zarzuela (1973); EL REY QUE RABIÓ.- Teatro de La Zarzuela (1975); ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA.- Plaza de Toros de Las Ventas, Madrid (1980); ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA.- Teatro Monumental de Madrid (1982); NUEVA ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA.- Teatro Nuevo Apolo de Madrid (1987); PAN Y TOROS (versión de Pablo Sorozábal y José M.ª Pemán).- Teatro Nuevo Apolo (1988); ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA 25 AÑOS.- Teatro Nuevo Apolo (1991); LOS MISERABLES.- Teatro Nuevo Apolo (1992).

La mayoría de estos montajes se repusieron en los Festivales de España entre los años 1958 y 1968.

En 1991 don Juan Carlos I le otorgó la Medalla de oro al Mérito de las Bellas Artes, por su eminente trayectoria artística y cultural.

En 1992 desarrolló una intensa actividad artística, dirigiendo la parte lírica de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, creando el espectáculo MADRID, MADRID para la Capital Europea de la Cultura, y organizando como creador y director la ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA ANDALUZA, estrenada en la Expo '92 de Sevilla.

La noche del 30 de enero de 2003, cuando asistía a la inauguración del Nuevo Teatro Alcalá, José Tamayo sufrió una caída a la entrada del citado teatro, por la que tuvo que ser atendido en el lugar por los sanitarios. Desde entonces, su ya resentido estado de salud, fue a peor. Tras una repentina enfermedad respiratoria, complicada con una gripe, hubo que trasladarle al Hospital Madrid, donde falleció a las 10 de la mañana del 26 de marzo.

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